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DECADENCIA EDUCATIVA

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Cruda descripción sobre la decadencia educativa
Santa Fe: El profesor de Filosofía y docente de nivel secundario ALEJANDRO BONET, realizó una descarnada lectura sobre las condiciones en que se encuentra la educación. Alumnos que llegan a ese nivel y ni siquiera saben leer, tampoco comprenden. Desde el Ministerio todo está direccionado a que los estudiantes aprueben, como sea. Todo son mentiras sobre mentiras. Gobierno y gremios parodian todos los años la disputa por los aumentos salariales.
La repercusión de la carta de lectores publicada en la edición del miércoles anterior -página 8- firmada por el profesor de Filosofía, Alejandro Bonet y referida a las condiciones en que se encuentra el sistema de educación pública, debemos decir, ha tenido una repercusión notable. De esa manera lo hemos podido comprobar por los llamados telefónicos recibidos en este Diario, como así también los contactos personales en ese mismo sentido y en general, por haber sido tema de comentario central durante la jornada aludida, y seguramente lo continuará siendo por mucho tiempo. 
En las redes sociales también se "viralizó" replicándose la lectura entre grupos de amigos pero en especial en los grupos de Whatsapp de educadores. La carta cosechó como nota cientos de felicitaciones a través de comentarios en Facebook o los que recibió el propio autor, un reconocimiento por la valentía de poner en debate un tema que suele escapar a la agenda pública. "Ojalá haya muchos `Alejandros` y muchos padres que levantemos el estandarte de una educación de calidad", fue uno de los tantos mensajes. 
Es que, en líneas generales, y más allá de las puntualizaciones que realiza Bonet por sus propias experiencias personales como docente, esta descarnada descripción del estado de la educación es compartida por la mayoría. Se trata de algo, que poco más poco menos, padres y docentes conocen muy bien de que se trata, al igual que los alumnos que deben sufrir las consecuencias, pero pocas veces tan bien contado.
Se trata de un enorme y total contraste cuando se coteja esta realidad que tiene la educación argentina, de acuerdo a la descripción del profesor Bonet -quien es hijo del abogado y docente universitario, Alejandro Bonet-, con las expresiones generalizadas de gobernantes y políticos sosteniendo que la educación es la base del futuro, y que el mismo estará sostenido por el conocimiento. Si en verdad es de esta manera, y no tenemos porque ponerlo en duda, ya que desde siempre la educación y el conocimiento ha sido el verdadero y auténtico futuro de los pueblos, no tenemos más alternativa que decir ¡pobre Argentina!
 
Seguramente nuestros lectores han leído esta carta de ribetes tan profundos y crudos en su contenido, siendo bueno que quienes no lo han hecho se provean de un ejemplar del miércoles 23 de mayo para poder hacerlo. Es oportuno por lo tanto puntualizar algunos de los aspectos salientes.
Algo que todos saben, más que nada los propios docentes y por supuesto los funcionarios que alientan y sostienen estas prácticas, según criterio de Bonet, es que "todo lo que viene del Ministerio tiende a lo mismo: que los alumnos aprueben, sea como sea". Para después asegurar "los padres deben saber que se los está estafando sistemáticamente", ya que la "calidad" referida a la educación, la cual se sostiene casi como una bandera, depende "meramente de la buena voluntad de cada docente y sus directivos, voluntad apaleada por la baja de línea del Ministerio que con buena retórica responsabiliza al docente de que no aprueben sus alumnos. El docente está solo, puede saber o no los contenidos, ya a nadie le importa. Nadie lo evalúa seriamente, más que para regalarle un certificado que alimente el puntaje del escalafón".
Alejandro Bonet cuestiona estas tertulias literarias llamadas Escuela Abierta -que se extenderán hasta 2021-, antes de mencionar que desde hace 2 años está ejerciendo la docencia en Filosofía en 6 escuelas públicas de Rafaela de nivel secundario, esperando no acostumbrarse al sistema ya que "sólo la costumbre puede inhibirnos la capacidad de ver el daño que estamos haciendo".
Cuenta algunas anécdotas que resultan demostrativas de todo lo que narra sobre el estado decadente y absolutamente deteriorado de la educación, recordando cuando "este año llegué al aula de uno de mis 5ºs. con un libro en las manos, a la semana tuve que reducirlo a una fotocopia de 5 páginas, y la semana pasada los alumnos me confesaron la imposibilidad de leerla, pedían que les de un párrafo a lo sumo", añadiendo "en mi corta experiencia ya he tenido 8 alumnos analfabetos. Sí, como lo leen, en plena escuela secundaria. Evalué la lectura, primero se negaron a leer en voz alta frente a sus compañeros, luego les pedí que salgan del aula y los fui llamando de a uno, lloraban avergonzados. Muchos releían hasta tres veces cada palabra, y el que leía fluido no se acordaba de nada al terminar el renglón. Renuncié a los contenidos y me dediqué en lo posible a enseñarles a leer".
Fustiga duramente también los paros docentes de todos los años, y al propio gobierno que también los utiliza. "Todos los años son iguales, ya estamos acostumbrados a los paros. El gobierno ya sabe que va a haber paro antes de que se haga la propuesta en paritaria, se anticipa, si quiere dar 20 ofrece 16 y tras unas semanas de paro -que comienza el gremio pidiendo 25 y en lucha consigue 20- acuerdan las condiciones de la propuesta", concluyendo sobre este tema preciso "el gremio se atribuye la conquista y en las reuniones de padres se nos dice que se luchó por una educación más comprometida. Mentiras y más mentiras. El gremio necesita conquistas para justificar su razón de ser, el gobierno necesita un gremio que neutralice la aceptación de su propuesta". Se nos ríen en la cara, gremio y gobierno, fingiendo un pugilato digno de tragicomedia argentina.
Admite Bonet "no escribo para develar nada que todo el mundo ignore, pues es moneda corriente que vivimos aceptando corrupciones, porque desde niño nos corrompen regalándonos lo que deberíamos haber merecido, desde el título, hasta la asignación y el fútbol para todos, pan y circo en el Coliseo romano". 
"Escribo -dice el autor- más bien para denunciar que no son nuestros hijos los que deben sufrir las escaramuzas de la política. Nunca un paro debe dejar a los hijos sin educación, que corten calles por la tarde, que quemen neumáticos en la puerta de los responsables, pueden pervertirse quienes quieran pero no toquen a nuestros hijos".
Cuenta también que "hace unos meses, una preceptora entró al aula para avisarle a mis alumnos que al día siguiente no había clases. Pedí un momento, les comenté que yo no me adhería y les pedí que al día siguiente asistan a mi clase, pues iba a tomar asistencia. La escuela estaba cerrada, los alumnos que habían ido fueron despachados a sus casas y no me permitieron darles clase. A mí en cambio, me quisieron obligar a cumplir el horario, en represalia por no haberme adherido al paro. Firmé el presente y me fui, pidiendo que me descontasen el día si lo consideraban necesario".
En cuanto a la tecnología incorporada a las escuelas y la montaña de dinero que costó en su momento -incluso restando recursos de los jubilados de la ANSeS- sostiene Bonet que "en ninguna escuela funciona internet en las aulas y que tampoco funciona ninguna de las computadoras que distribuyó el gobierno, haciendo la salvedad que los pocos alumnos que las tienen en condiciones, no las llevan a la escuela para no arriesgarlas". Va concluyendo su descripción con un categórico "no sigamos mintiéndonos a nosotros mismos. ¿Habrá alguien que pueda detener esta avalancha de negligencias sistemáticas e institucionalizadas?".
 
Fte: Diario La Opinión
Img: Google.com.ar
https://diariolaopinion.com.ar/noticia/218866/cruda-descripcion-sobre-la-decadencia-educativa

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