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Historia & Leyendas

ORGULLO DE LA INDUSTRIA NACIONAL

Índice del artículo

01.HA Redondo Daniel Boh

Hispano Argentina, la gran marca nacional

Corrientes: Entre las décadas del 30 y el 40 las familias Ballester y Molina, importadoras de autos de lujo Hispano Suiza, se convirtieron en fabricantes de vehículos netamente argentinos, cuyo destino estuvo signado por la Segunda Guerra Mundial.
En 1939 el empresario industrial Carlos Ballester Molina, heredero de la fábrica de automóviles y armas fundada por las familias portadoras de ambos apellidos, batió el récord argentino de velocidad con motor diesel en un prototipo construido sobre chasis de camión de la propia marca, que por entonces se hallaba en pleno crecimiento: Hispano Argentina.
La proeza de Ballester Molina demostró la confiabilidad del motor diesel “Criollo”, producido por la Hafdasa (Hispano Argentina Fabricante de Automóviles Sociedad Anónima), una compañía de capitales locales que por aquellos tiempos parecía predestinada a una larga vida en el rubro industrial de nuestro país.
Todo comenzó en 1929, cuando el abogado Arturo Ballester Janer y el ingeniero Eugenio Molina, quien era además su cuñado, fundaron una empresa que se dedicaría a la importación de los automóviles de lujo Hispano Suiza. Al poco tiempo, en razón de que los vehículos que recibían desde Europa llegaban desarmados y debían ser ensamblados, decidieron dar el paso de producir componentes nacionales en un proceso que llegó a concebir modelos autóctonos inéditos en España.
02.CarlosBallesterMolinaRecordVelocidad
Carlos Ballester Molina cuando batió el récord de velocidad.
El primer producto netamente nacional de la firma fue un ómnibus con motor naftero de 90 caballos de fuerza, que estaba totalmente maquinado en la fábrica instalada en la calle Campichuelo 250 de la ciudad de Buenos Aires. Fue el principio de una buena relación de la compañía con las empresas de transporte urbano, que adquirieron sus productos durante varios años.
El sitio web especializado Coche Argentino recuerda que el gran impulso para la expansión industrial de la compañía llegó de la mano de Carlos Ballester Molina, hijo de Arturo y sobrino de Eugenio, quien se recibió de ingeniero con el objetivo de acrecentar el campo de acción de la empresa familiar.
Ballester Molina tenía sólo 34 años cuando Hispano Argentina comenzó a producir motores diesel con patente propia. Eran impulsores completamente nacionales con una eficiencia que sería demostrada en los camiones y ómnibus que comenzaron a ser producidos por Hafdasa en la segunda mitad de la década del 30, en un constante crecimiento que se vio potenciado por la diversificación productiva, dado que la compañía también comenzó a fabricar armas para proveer a las distintas fuerzas militares y de seguridad del Estado Nacional.
Todavía no se había iniciado la década del 40 y la compañía Hafdasa ya era proveedora oficial del Ejército, tanto en el rubro armamento como en el de camiones. Su modelo “Criollo”, con motor diesel de construcción propia y apto para cargar hasta 4 toneladas, logró un marcado éxito con el incremento de la demanda por parte de entes oficiales y empresas de transporte que adquirían los chasis-motor Hispano Argentina para carrozarlos en talleres particulares.
03.HA
PBT, el auto popular de Hispano Argentina.
La fama alcanzada por la compañía de origen nacional se afianzó en el Salón del Automóvil de Buenos Aires de 1937, en el que se exhibieron los vehículos industriales que por entonces se fabricaban en la calle Campichuelo.
Después llegó la hazaña de Carlos Ballester Molina, quien alcanzó velocidades de hasta 183 kilómetros por hora a lo largo de una ruta de 1.200 kilómetros diagramada entre Buenos Aires y Rosario.
Con aquella prueba la empresa certificó la solidez del motor diesel seis cilindros “Criollo”, instalado en el monoposto Hispano Argentina conducido por Ballester Molina, quien destacaba las escasas vibraciones del impulsor y las cualidades dinámicas logradas en el diseño de la cámara de combustión, que impedían el clásico pistoneo de los motores a gas oil.
Además, el empresario había mandado a construir el auto sobre la base de un chasis de camión Hispano Argentina que fue cuidadosamente alivianado y recibió una carrocería de aluminio inspirada en los autos de grandprix europeos.
A poco de aquella demostración deportiva, Ballester Molina montó una puesta en escena de gran impacto público cuando llevó dos prototipos que su empresa pensaba fabricar en serie, pensados para el segmento más pudiente del mercado. Eran dos automóviles de diseño aerodinámico equipados con los motores diesel de la compañía, los cuales fueron presentados ante el vicepresidente Ramón Castillo frente a una multitud de curiosos.
Los autos que Hispano Argentina llevó hasta la calle Balcarce 50 eran revolucionarios para lo que se veía en las calles del país por aquellos años. El prototipo de mayores dimensiones sorprendió con su avanzada línea aerodinámica, lo que permitía ubicar el parabrisas con una inclinación inédita, en una elipse que continuaba con la silueta del techo y alojaba ventanillas pequeñas y alargadas que apenas permitían ver hacia adentro del auto. El vehículo, equipado con el motor “Criollo” de seis cilindros, fue apodado por la muchedumbre como “El Redondo”, en razón de sus formas aerodinámicas.
04.HAColectivoUrbano Hispano
Colectivo Urbano Hispano Argentina en 1938.
El Redondo”, al igual que su hermano menor de cuatro cilindros, estaba diseñado por Fortunato Francone, un carrocero local que se esforzó por caracterizar ambos prototipos con detalles vanguardistas como la ausencia de estribos y los guardabarros de grandes dimensiones, integrados a la carrocería. Incluso, a fin de incrementar la sensación aerodinámica, Francone decidió carenar las ruedas traseras del auto de mayor envergadura. Completaban el conjunto dos juegos de esplendorosos faros franceses Marchal.
 
Pero no todo eran camiones y autos de lujo en Hispano Argentina. 
 
La firma entendió que solamente podría alcanzar el éxito masivo si concebía un modelo popular de bajo costo que pudiera ser adquirido por las clases trabajadoras, por lo que desarrolló un prototipo llamado PBT. Era un pequeño coche de carrocería roadster equipado con motor de dos cilindros bóxer refrigrado por aire, inspirado en el impulsor de las motos alemanas Zundap, que fue instalado en la zona delantera.
Las pruebas que se realizaron con el PBT fueron exitosas. El automóvil podía transportar con agilidad a cuatro personas sin perder agilidad. El secreto era la eficiencia del motor alemán, que según la compresión podía llegar a erogar hasta 45 HP, suficientes para alcanzar los 90 kilómetros por hora.
La historia del PBT, como la de Hispano Argentina, finaliza con el trastocamiento de la economía global, a partir del estallido de la Segunda Guerra Mundial. El que iba a ser el auto popular argentino no pudo producirse en serie debido al cierre de las importaciones, mientras que la compañía Hafdasa hubo de concentrarse en la producción de armamento.
El último intento industrial automotriz de la empresa creada por Ballester y Molina fue un pequeño vehículo todo terreno llamado Ñandú. Claramente inspirado en el jeep Willys que había demostrado su gran versatilidad en la guerra, el Ñandú fue presentado a fines de 1945 con el objetivo de que el Gobierno nacional lo adquiriera para las Fuerzas Armadas, pero la decisión oficial le dio la espalda al proyecto, ya que el Estado argentino estaba comprando rezagos bélicos procedentes de Bélgica, donde conseguía buenos ejemplares de Willys a 700 dólares la unidad.
De los cuatro prototipos de Ñandú producidos por Hafdasa, se conservó solamente uno. Según el blog Autopasión, el vehículo fue reconstruido por el restaurador Claudio Pizzico y pudo ser apreciado en distintos encuentros de clásicos.
Los demás automóviles construidos por Hispano Argentina se perdieron en la bruma de la historia. Se cree que fueron desguazados y sus partes reutilizadas para la producción de camiones y ómnibus. En los últimos años, se conoció una réplica de speedster Hispano Argentina con motor “Criollo” de seis cilindros, pero montada sobre un chasis español Hispano Suiza.
Concluida la Segunda Guerra, Hafdasa continuó su actividad concentrada en la producción de armas bajo la afamada marca Ballester Molina. Cesó definitivamente su actividad en 1953, aunque sus productos continuaron comercializándose hasta fines de esa década.
05.HACriollo
El camión “Criollo” 6×6
Criollo 6x6, el más grande de la familia.
El vehículo más grande y potente de la firma Hispano Argentina fue un camión de tres ejes con tracción a las seis ruedas llamado “Criollo”, pensado para equipar al Ejército.
Todas sus partes esenciales fueron fabricadas y maquinadas en la planta porteña de la calle Campichuelo. De allí salieron el chasis, las ruedas, la transmisión, el block de cilindros, los pistones, el cigüeñal, las bielas y hasta los neumáticos. Le excepción fue una bomba inyectora alemana, marca Bosch.
El “Criollo” era capaz de desarrollar una fuerza de arrastre de 200 toneladas en primera, podía desplazarse con carga a 60 kilómetros por hora y disponía de 6 velocidades hacia adelante y 2 hacía atrás.
El vehículo fue probado en maniobras militares realizadas en Concordia (Entre Ríos), arrastrando piezas de artillería pesada con su dotación de municiones y 24 soldados a bordo. Atravesó lagunas, subió zonas escarpadas y demostró una gran versatilidad en zonas agrestes, pero no llegó a producirse en serie. Se desconoce su paradero.
Fte e Img: Diario Época
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