Quebrada de Humahuaca. Arte rupestre jujeño en el museo de Altamira
Jujuy: María Isabel Hernández Llosas habló de sus interpretaciones y de cómo debemos cuidar las pinturas rupestres.
Pinturas rupretres de la Quebrada
La muestra estará disponible por cuatro meses en el museo español de Altamira
Las pinturas de nuestras cuevas tienen su espacio temporario en el museo de Altamira, España. Ya sea como raíz profunda de nuestro arte, como mensaje de tiempos lejanos o como rastro al que nos aferramos para comprender algo de lo que fue aquella vida, en estos meses el público español podrá conocerlas gracias al trabajo de María Isabel Hernández Llosas, con quien conversamos.
Empieza por recordar su acercamiento al tema, y nos dijo que "empecé a trabajar en Jujuy como becaria de Conicet en la década del ochenta. Mi interés fue ver cómo el arte rupestre era un vestigio arqueológico que podía dar una información diferente y complementaria de otros vestigios arqueológicos. Entonces empecé a trabajar en el norte de la Quebrada de Humahuaca, vinculándolo con lo que se encontraba en la excavación y con otros sitios".
Habló de ver "toda la secuencia de ocupación humana, la larga duración que también queda reflejada tanto en los vestigios líticos o cerámicos, pero sobresaliendo porque tiene que ver con cómo la gente entendía su entorno y lo plasmaba en representaciones gráficas. Trabajamos dos sitios muy importantes en el proyecto Pintoscayoc, que brindaba información de hace 10.700 años hasta el momento del contacto hispano indígena. Los momentos más tempranos difícilmente sobreviven al tiempo, entonces las pinturas y los grabados que quedan son un poco más tardíos".
Su equipo tiene fechados con radiocarbono de pinturas de hace 2.000 años, y contó que "gran parte de los motivos representados en la muestra son de alrededor de esa fecha. Son de Cueva del Indio, el Abrigo de los Emplumados y varios sitios de Coctaca. Es un arte con un soporte natural, elegido por los seres humanos, que es lo que llamamos: arte en el paisaje. Está hecho en ese lugar por alguna razón, y en ese contexto se puede entender la función de ese arte".
Explicó que "eso da mucha información diferente a la que dan otros vestigios. Hay diseños muy figurativos, como en la Cueva del Indio o en Emplumados, con escenas de batallas o de marchas, con llamas enfloradas que a lo mejor nos hablan de rituales de marcación del ganado. Las vestimentas de los personajes antropomorfos, con el sentido identitario de los textiles, es algo que nos da muchísima información".
Uno de los ejes de la muestra de Almatira "es tratar de hacerle ver al público que en la actualidad se siguen haciendo las mismas prácticas, marcando al ganado con pompones de lana, así como el baile de los samilantes con su manto de plumas, tal como lo que tenemos representado en las pinturas. El mismo manejo del ganado de llamas también habla de una continuidad en la forma de vincularse con estas tierras y con lo que esta tierra produce".
En estas pinturas se relacionan diseños de los tejidos que usan los personajes con prácticas rituales, "aunque hay colegas que lo interpretan de manera diferente. Hemos venido trabajando continuadamente durante los últimos treinta años, eso nos permite sostener nuestra hipótesis. Siempre en ciencias hay discrepancias en cuanto a las interpretaciones, pero en cuanto a lo que ha pasado en ese tiempo en la Quebrada de Humahuaca, podemos decir que el imaginario ha cambiado en base a la información que brinda el arte rupestre".
Este estilo de arte rupestre aparece en el norte de la Quebrada de Humahuaca, "pero hay otros sitios descritos en la puna adyacente a esta zona, así que seguramente estaba más extendido. Lo que pasa es que requiere extender los trabajos. Hay un arte rupestre posterior, con algunos diseños de hace 1.000 años, que son claramente diferentes, luego parecería que disminuye la producción, apareciendo en eventos puntuales como el indígena atacando al jinete, y previamente hay formas de escudos probablemente del siglo XII en adelante, que podrían marcar pasos. También pudimos identificar un arte rupestre vinculado a la dominación incaica, que varía mucho".
Habló de "la capacidad de abstraer algo del entorno y plasmarlo gráficamente. La escritura me parece que surge en relación a las elites, por ejemplo, para cobrar impuestos, como en los egipcios o babilonios, marcar las sucesiones de reyes o cuestiones religiosas. El arte rupestre, los diseños textiles, dan en cambio distintos tipos de mensajes que tienen que ver con la identidad, con alguna clase de comunicación social o la reiteración del ritual. Es un arte que está dando un mensaje que quienes conocían el código podían identificar, algo así como una escritura de toda la sociedad, no sólo del grupo que sabe leer".
Arqueología y comunidad
Recordó que "siempre tuvimos una excelente relación con las comunidades que vivían cerca de los sitios, algo que era un vínculo personal, pero con el tiempo se me abrió la cabeza acerca de que el conocimiento científico no era el único ni suficiente, y era necesario poder articular con el conocimiento local. Así hicimos pie en Tres Cruces, donde recibimos muy buena hospitalidad. No sólo nos autorizaron sino que les ofrecimos colaborar, y esto pasó desde el 2007".
Este trabajo en conjunto tiene que ver con la Comisión Local de Sitio, con el Taller de Historia Oral de Talleres Libres, con la Comisión Municipal, muchos vecinos, el colegio, los dueños de los terrenos donde están los sitios. "Muchos actores sociales en un diálogo muy enriquecedor, con apoyo concreto y real que incluía alojamiento, comida, transporte. Eso en Tres Cruces, donde los sitios arqueológicos cercanos son muy importantes, y donde la gente del lugar ha empezado a mirarlos de otra manera".
El museo de Altamira surge en torno al primer descubrimiento de arte paleolítico en Europa, que tiene una antigüedad de entre 18.000 y 30.000 años. Junto a una de las cuevas más famosas se armó el museo, pero la cueva fue cerrada para su preservación y lo que se visita es una réplica.
Allí nos contó que "se realiza esta muestra, que va a estar expuesta cuatro meses, y luego se tratará de exponer virtualmente. Cuarenta investigadores de arte rupestre de todos los continentes hemos formado la Rock Art Network, y eso les da mucho impulso a nuestras acciones".
De esta red surge material tendiente a informar sobre cómo visitar el arte rupestre y cuidarlo. Nos dice que "la forma es armar una red local que funcione bien, algo que empieza por los derechos de los pobladores locales, por guías muy bien entrenados, por pautar la cantidad de visitantes que pueden estar al mismo tiempo, para lo cual debería haber reservas para las visitas, y por estar muy bien articulado con las autoridades encargadas de proteger este patrimonio. No es algo difícil de hacer, pero debe estar financiado porque cuanto más se visibiliza, más se expone".
Explicó que "la sola presencia humana produce deterioro, levantando tierra. Hablar cerca de la pintura, el flash de las fotos. Aun esas cosas sin intención, sólo caminar levantando polvo, es perjudicial. Después están los grafitis, que son comunes y que se produce por desconocimiento. También hemos visto que se han querido levantar pedazos de la piedra, que es algo menos inocente, como la basura que se deja o el prendido de fuego. Y los sitios tienen que estar documentados con fotógrafos especializados y fichados".
En Tres Cruces
Finalmente, María Isabel Hernández Llosas dijo que “la directora del museo nos ofreció darnos la muestra en formato digital para que podamos imprimirla y reproducirla todas las veces que queramos”. “Nuestra idea es dejarla en forma permanente en Tres Cruces, para lo que tenemos que armar un lugar. Y también hablamos con Humberto Mamaní, de la Secretaría de Cultura de Jujuy, para exponerla en San Salvador, muestra que podría ir acompañada de charlas para el público en general, para guías y para las mismas autoridades que muchas veces no tuvieron la posibilidad de conocer la riqueza que hay en la provincia”
Fte e Img: El Tribuno
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