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Historia & Leyendas

BANDERA EN LA PATAGONIA

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Patagones1850

No fue tan fácil arriar la española 

 Río Negro - Bariloche: ¿Dónde flameó la bandera de Belgrano por primera vez en Patagonia?
Al producirse la Revolución de Mayo, España solo contaba con una posesión en la región. El control de las Provincias Unidas en ese enclave demoró en hacerse efectivo.
Si se tiene en cuenta que, hacia 1810, la única posesión española en la región era Carmen de Patagones, podría concluirse fácilmente que el primer punto de la Patagonia donde ondeó la bandera argentina fue la localidad maragata. Efectivamente fue así, aunque una sublevación realista sustrajo de la jurisdicción de las Provincias Unidas al poblado y, recién a partir de 1814, Buenos Aires asumió su control efectivo.
En los últimos tiempos de dominación colonial, Carmen de Patagones funcionó como presidio para convictos por razones políticas. De hecho, después del famoso motín de Álzaga contra el virrey Liniers, su cabecilla y principales partícipes fueron conducidos a las orillas del río Negro. Hay que considerar, sin embargo, que se trataba de ostracismo más que de una reclusión, porque los castigados no quedaban al margen de la vida social lugareña.
Al producirse los sucesos de 1810, la mayoría de los vecinos y vecinas del pueblo era españoles o criollos de idiosincrasia conservadora. De hecho, cuando llegaron las novedades, la reacción fue más bien fría. La Junta de Gobierno designó como nuevo comandante de la plaza al capitán de Dragones Francisco Xavier de Sancho y otorgó exclusividad a la localidad para abastecer de sal a la ex capital virreinal y su provincia.
También se habilitó como puerto menor y, en agosto de 1810, cuando todavía existía el esclavismo, la Junta decretó que los barcos negreros debían preferir Patagones en lugar de la ensenada de Barragán. Allí debían los ancestros de los futuros afroargentinos sortear una revisión sanitaria y atravesar una cuarentena. Sin embargo, pronto quedaría claro que esas medidas resultaron insuficientes para incidir en el ánimo político de los maragatos.
Antes de que expirara el año fundacional, arribaron a Patagones en carácter de deportados el coronel Faustino de Ansay y otros ex funcionarios realistas de Mendoza, que habían apoyado al intento contrarrevolucionario de Liniers. Los exiliados despertaron simpatía entre los habitantes de Patagones, fueran españoles o “empecinados”. Así se llamaba a los criollos realistas.
Gracias al convencimiento y a algunos sobornos, no fue muy difícil para Ansay y sus hombres hacerse con el control de la guarnición, que se reducía a 30 efectivos. El primer objetivo que se fijaron fue tomar contacto con el gobernador realista de Montevideo, Gaspar de Vigodet. Obviamente, era necesario hacerlo por mar y con ese cometido, los sublevados se hicieron del bergantín “Amazona”.
Pero no era para cualquiera salir al mar desde la boca del río Negro y el barco dio contra la costa. Los conjurados no abandonaron sus propósitos, porque tiempo después se hizo presente en la vecindad el bergantín “Hiena”, que había enviado el Primer Triunvirato. Mediante un complejo plan que incluyó engaños y distracciones, finalmente se hicieron con el control del barco, cuya tripulación estaba integrada en su mayoría por mercenarios.
Con la población asegurada, la reacción realista fletó el “Hiena” o “Queche” hacia Montevideo, donde fue recibido triunfalmente el 13 de junio de 1812. Cuatro meses antes, Belgrano había izado por primera vez la futura bandera argentina en barrancas sobre el Paraná. Pocos días después del arribo, Vigodet envió a otra embarcación para tomar posesión formal de Patagones, mientras pedía refuerzos a España.
La algarabía realista no duró mucho en la Banda Oriental del Uruguay porque las fuerzas patriotas derrotaron a los partidarios del rey en diciembre, en el combate del Cerrito. Hacia 1814, el predominio monárquico en las aguas cedió, ante las victorias que se anotó la flota de Buenos Aires, al mando de Guillermo Brown. Montevideo finalmente cayó el 23 de junio de 1814. Muy lejos del río Negro, se decidió la suerte de su poblado ribereño.
Con la derrota realista sobre el Río de la Plata, Carmen de Patagones quedó aislada de las fuerzas que luchaban por mantener el status quo colonial. Fue recuperada por las Provincias Unidas en diciembre de ese año, gracias al éxito de una expedición patriota que comandaba Oliverio Russell y se integró con dos navíos de guerra más otros tantos mercantes. En esta oportunidad, el contingente no encontró oposición armada alguna.
Dato al margen un tanto desconcertante: de origen escocés, Rusell había participado de la primera invasión inglesa a Buenos Aires en 1806. Pero ocho años después, jugó un rol destacado en la campaña naval que llevó a cabo la marina patriota, en desmedro de la realista. ¿Soldado de fortuna? Una calle de barrio Villa Morando recuerda su aporte, a través de la perpetuación de su nombre.
Si bien el uso de la celeste y blanca recién se oficializó por el Congreso de Tucumán de 1816 -el mismo que declaró la independencia- los navíos de la flota ya la enarbolaban en 1814, al igual que las fortalezas y fortines en jurisdicción de Buenos Aires. Al apoderarse del fuerte de Patagones, el contingente patriota, el 23 de diciembre, ondeó la enseña de Belgrano por primera vez sobre latitudes patagónicas. Izamiento pionero. Adrián Moyano
Fte e Img: El Cordillerano
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