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Historia & Leyendas

EL SILBO, LEYENDA RANQUEL EN LA PAMPA

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El Silbo

Te presentamos la historia del Silbo, el espectro ranquel que ronda los campos de La Pampa.

El Silbo, leyenda
La leyenda ranquelina de El Silbo se sitúa en los montes del norte del actual Trenel, provincia de La Pampa, donde habitaban tribus ranquelinas. La historia hace referencia al ranquel Huyhuín y fue contrastada con relatos cristianos de la época de la Conquista del Desierto. El apodo viene porque se la pasaba silbando y cantando. Dicen que. hasta los días corrientes, su espíritu aparece antecedido por la misma canción que acostumbraba silbar (un silbido fuerte y misterioso, cuyo origen no se puede precisar). 
La historia del paisano Huyhuín
La leyenda de El Silbo comenzó antes de que su espectro comience a aparecer, es decir, antes de que Huyhuín muera. Su nombre se transmitió de generación en generación, entre ranqueles y criollos cuando andaba en sus dos pies como cualquier mortal, o como casi cualquiera.
La narración lo describe como el más apuesto y el mejor “empilchado” entre los paisanos. A esta característica se le sumaba su afición a las mujeres y su costumbre del rapto. “No volvía de una maloqueada sin la cautiva buena moza sobre la cruz del potro y un sinfín de chucherías” relatan las lenguas ranqueles. Además, El Silbo era hábil a la hora de las peleas, manejaba su cuchillo como ninguno y se lo tenía por imbatible. 
 
Silbo se hizo leyenda en vida más por sus picardías que por sus proezas. La mayor hazaña fue el rapto de una mujer recién casada en Río Cuarto, Córdoba. Apenas “la china” salió de la capilla de barro, El Silbo la subió por la fuerza a su caballo y la llevó a La Pampa. Esto significó una terrible humillación para los españoles y los cristianos, y la máxima glorificación para el paisano ranquel
El  cordobés que acabó con Huyhuín
El cordobés conocido como El gaucho Maidana, era un diestro cuchillero proveniente de Río Cuarto. Los días de este, casi acaban cuando cayó por un hurto, pero zafó porque le ofrecieron entre pudrir sus huesos en la cárcel y ser perdiz de la justicia. La segunda opción no le pareció tan mala y así fue como una de sus presas más buscadas fue El Silbo.
Una tarde de septiembre volviendo de una cacería, Maidana divisó alejarse lentamente un jinete de su toldo, con un tranquilo galope. Los nervios no alcanzaron a estallar en el cordobés, que ya había salvado las cuadras que lo separaban de su hogar tan solo en unos segundos. Con la bronca mascada, preguntó quién era ese; a lo que su china respondió sonriente y sin ningún atisbo de culpa: "El Silbo. Preguntó por vos y se fue enseguida".
Con un furioso galope Maidana llegó al lado de El Silbo. La pelea fue frenética, pero Huyhuín partió con la desventaja de un tajo chorreante en su hombro (mal augurio, dicen) por lo que nunca tuvo chances. Sin embargo, en lugar de huir, siguió la pelea hasta el culmine momento en que la faca de Maidana le cortó la mitad del cuello. Cuenta la leyenda que siguió en pie y tirando puñaladas al aire, mientras un chorro humeante de sangre le salía por el cuello y hasta que un último silbido le salió del pecho, con el último chisguete de sangre bravía. 
El espectro
Las personas que más canas peinan en Trenel no pierden oportunidad de afirmar que el espectro de El Silbo ronda en el campo, en búsqueda del criollo que lo decapitó y silbando desde el cuello rajado. 
Por: JUAN GABRIEL LÓPEZ
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